RELATOS EROTICOS

Infinidad de placer

Mariano y yo llevamos 2 años de casados y 7 de novios. Considero nuestra relación bastante bonita y sana, hemos ido un par de veces a terapia en el momento que ciertas situaciones se nos salen de las manos y creo que nos ha funcionado muy bien. Somos fieles creyentes de las relaciones duraderas y también creemos que las terapias funcionan y por algo existen. Desde hace tiempo hemos tenido cierto interés sobre el tema de los tríos. Siempre hablamos de ellos, desde que éramos novios era una fantasía que teníamos conjunta. Pero por muchas razones nunca pudimos cuando éramos más jóvenes. Ahora yo tengo 33 años y Mariano 31. La fantasía sigue presente en ambos, como el primer día. Estamos dispuestos a intentarlo. Pero creemos que es importante asistir con alguna sexóloga por asesoría ya que por más que hemos fantaseado con esto, queremos hacerlo lo mejor posible para que no afecte nuestra relación. 

Acudimos a la asesoría y salimos con las ideas mucho más claras. Ambos estábamos de acuerdo en que queríamos hacer un trío con otra mujer. Lo principal que nos dijo la terapeuta fue que la comunicación es fundamental en estos temas. Nos habló sobre reglas, normas y sobre todo límites que tenemos que establecer antes del encuentro. Mariano y yo llegamos a la casa a platicar sobre todos estos temas. Queríamos tener completa claridad sobre lo que queríamos. Llegamos a la casa a las 7 p.m. y terminamos de platicar hasta la 1 de la madrugada. Estábamos emocionados sobre lo que iba a ocurrir. En esa larga plática decidimos preguntarle a la prima de una amiga mía. Siempre que nos vemos en reuniones o fiestas hay cierto coqueteo de ella hacia nosotros y es recíproco. He visto muchas veces a Mariano verla. La forma en la que la ve no es común, refleja deseo. Hay veces que nos hemos topado, nos rozamos y se me eriza la piel, se siente la tensión. En fin, platicamos cómo iba a ser el acercamiento hacia esta mujer llamada Ashley. Se hacía más tarde y ya estábamos cansados, había sido un día con muchísimas emociones y movimiento. Llegó un momento en que nos quedamos dormidos.

Al día siguiente, Mariano me despertó con un beso. -Buenos días- me dijo. Le contesté con otro beso y me coloqué encima de su cuerpo de una forma que nos veíamos cara a cara, le besé el cuello y sentí su erección entre mis piernas. Mientras besaba su cuello él agarraba mis nalgas y las apretaba contra su cuerpo. Yo comencé a hacer movimientos con mi pelvis, de arriba hacia abajo, frotándome contra él, contra su cuerpo, sintiendo su erección, sintiendo su calor, su aroma. Mi vulva comenzó a humedecerse, Mariano pasaba sus dedos por encima de mis calzones, estimulaba mi clítoris con movimientos circulares. En un momento, se volteó para ahora él estar encima de mi. Me quitó el bra y los calzones. Se sentó sobre mis piernas viéndome de frente y comenzó a tocar mis senos y a estimular mis pezones. Sabe que mis pezones son de las zonas que más me excitan, cuando los toca no hay vuelta atrás. Inevitablemente gemí, una y otra vez, eso le excitaba más a Mariano por lo que él seguía tocándome los pezones con una mano y con la otra masajeaba mi clítoris. 

-Cógeme- le supliqué. Me volteó en cuatro y me penetró. Lo hizo tan fuerte que grité, grité de placer. -Así, fuerte-. Él siguió con el mismo ritmo. Estaba detrás de mí y yo en cuatro, por lo que se agachó ligeramente para poder estimular mi clítoris con sus dedos. Sabíamos que no íbamos a durar mucho por la intensidad en la que estábamos sumergidos. Sentí como se acumulaba el calor en mi abdomen bajo, le pedí que no parara y no lo hizo. Al contrario, subió el ritmo. Me conoce, cada vez que le digo eso sabe que estoy cerca del orgasmo. Me tomó la cadera y me empujaba hacia él, yo gemía de placer. La explosión llegó, mi espalda empezó a temblar y a arquearse. Sentía calambres, pero me gustaba. A veces me cuesta trabajo explicar lo que siento, nunca es igual, pero siempre es placentero. Enseguida sentí a Mariano terminar casi al tiempo que yo. Nos quedamos tumbados en la cama abrazados por un rato más. 

Nos bañamos y vestimos para ir a trabajar. Quedamos que de regreso saldríamos a cenar y comunicarnos con Ashley. Estábamos nerviosos pensando en que ella nos iba a tirar de locos y nos iba a rechazar. Pero los dos estábamos seguros que siempre había coqueteo de su parte hacia nosotros cada vez que nos veíamos. Fue una tarde muy larga, era inevitable pensar en esto todo el día. 

Por fin llegó la hora de salida, quedamos de encontrarnos en el restaurante. Llegué antes por lo que decidí pedir una copa de mi vino rosado favorito en lo que Mariano llegaba. Mi cabeza estaba al mil por hora fantaseando en todo lo que podríamos hacer, en todo lo que quería hacer pero sobre todo en todo lo que quería que hicieran… 

Mariano llegó 30 minutos tarde. Yo ya me había terminado la copa. -Perdón, al final hubo un problema en la oficina y no me pude escapar antes- me dijo en lo que me daba un beso en la frente. -No te preocupes, ¿cenamos? me muero de hambre-. le dije en un tono un poco desesperado. -Si claro amor-. En lo que el mesero traía nuestra cena nos armamos de valor para hablarle a Ashley. Decidimos que lo mejor era que yo llevara la llamada pero aún así la íbamos a poner en altavoz. Comenzó a sonar el celular y mi corazón se agitó de cero a cien. -¿Bueno?- contestó Ashley. -¡Hola Ashley! soy Isabel, la amiga de tu prima Andrea- le dije efusiva. -Hola Isabel, ¿Cómo estás? que sorpresa tu llamada-. -Muy bien ¿y tú?- le pregunté con pena. -Muy bien también gracias, ¿a qué se debe esta llamada?- preguntó con tono amigable. -Pues estoy aquí con Mariano mi esposo, y queremos ver si te podríamos ver en la semana porque te tenemos una propuesta- decidí ser directa. -Claro, el problema es que mi agenda está un poco llena esta semana, ¿pueden hoy?- preguntó. Sentí que el corazón se me cayó a los pies. Miré a Mariano y asintió con la cabeza. -Sí claro, estamos en el restaurante Italiano del centro, ¿te queda?- pregunté con voz nerviosa. -Me queda perfecto, llego a más tardar en una hora, ¡chao!- y colgó. Nos volteamos a ver y tuvimos un ataque de risa de nervios combinados con emoción. 

Fue la espera más larga de nuestra vida. Estábamos muy ansiosos pero finalmente llegó. La vimos entrar al restaurante y una vez más mi corazón fue de cero a cien. Mariano me tomó de la mano, sabía que eso significaba que estábamos juntos en esto. -Hola Ashley- la saludé con un abrazo. Acto siguiente, saludó a Mariano de beso en el cachete y se sentó frente a nosotros. -Ahora si díganme, ¿a qué se debe tanto misterio?- nos preguntó en un tono curioso. -Antes de platicar, ¿no quieres algo de tomar?- le pregunté. -Sí claro, lo mismo que estás tomando tú- dijo. En lo que le pedíamos al mesero la copa de vino, empezó una plática casual entre Mariano y ella. Hablaban del trabajo y de los planes que teníamos para las vacaciones. Al yo saber qué era lo que estaba a punto de suceder, no podía pensar de manera correcta, sentía una tensión impresionante. El mesero le entregó su copa y yo sentía el corazón en la garganta. La asesora sexual nos recomendó ser directos e ir al grano así que eso planeaba hacer.

-Ahora si, podemos platicar de nuestra propuesta. De entrada, lo que te vamos a decir de ninguna manera es faltarte al respeto ni mucho menos, justamente por eso te citamos aquí, para platicarlo y saber qué opinas. Y bueno, Mariano y yo hemos estado platicando estos días y llevamos mucho tiempo con ganas de tener nuevas experiencias con nuestra vida sexual. Y creo que no hay alguna forma correcta de decir esto así que voy a intentar ser lo más directa. Para nosotros tú eres una mujer sumamente atractiva, y las últimas veces que nos hemos topado en fiestas hemos sentido cierta química y conexión contigo. Ahora que ya sabes esto, tenemos ganas y queremos saber si estarías dispuesta a experimentar con nosotros- y no pude decir más, sonaba rarísimo en voz alta lo que estaba diciendo. -¿Me están proponiendo un trío?- preguntó con cierto tono de sorpresa y alcancé a ver que mordía su labio. -Pues un poco, sí- contestó Mariano. Acto siguiente, Ashley le pidió la cuenta al mesero, pagó y nos dijo que qué esperábamos, que la siguiéramos en su coche. Yo estaba perpleja, pero así como nos dijo… la seguimos. 

Llegamos a su departamento. Nos estacionamos a lado de ella y la seguimos hasta el elevador. Entramos y se sentía tensión entre los tres. Fue un silencio rotundo. Llegamos al piso de su departamento y entramos. -Pónganse cómodos, me voy a cambiar- nos dijo. Esperamos Mariano y yo en su sala. A pesar de la situación ligeramente incómoda, yo me sentía muy excitada. Mariano me vio, se acercó a mí y comenzó a besarme. Fue un beso intenso, lleno de energía. Al tiempo que nos besábamos, me quité el saco y lo aventé al suelo. Sentí unos dedos acariciar mi espalda, eran suaves, volteé y era Ashley completamente desnuda. Se sentó en el sillón de manera que yo quedé en medio de ellos, y empezamos a besarnos. Mariano nos veía al tiempo que me desabrochaba los pantalones. Me los quitó y se fueron con todo y calzón. Se arrodilló en el suelo, abrió mis piernas y comenzó a besar mi clítoris. No podía creer lo que estaba pasando. Ashley tomó una de mis manos y la colocó encima de su seno, empecé a acariciarlo y a estimular el pezón. Mi cuerpo estaba sintiendo un sinfín de placer y de sensaciones. Por un lado sentía la lengua de Mariano recorrer mi vulva y por otro la lengua de Ashley pasando por mi boca. Nos separamos un poco ella y yo, me quité la blusa y el bra, Ashley curvó su espalda para que sus  labios alcanzaran mis pezones. Terminé acostándome por completo, Mariano seguía lamiendo mi clítoris, una y otra vez, de arriba hacia abajo, en círculos, metía y sacaba sus dedos de mi vagina. Yo gemía, no lo podía evitar. Ashley lamía y tocaba mis senos. 

Mariano se paró, se subió al sillón, se arrodilló frente a mí y sin pensarlo me penetró. Yo solo escuchaba como chocaban sus piernas con mis nalgas. Era un ritmo constante. Ashley se sentó en mi cara, empecé a lamer toda su vulva con un tipo de urgencia dentro de mi, quería comerla toda, quería darle todo el placer que yo estaba sintiendo. Ashley y Mariano estaban viéndose frente a frente. Se acercaron y empezaron a besarse. Yo seguía lamiéndola y Mariano cada vez me penetraba con más fuerza. Comencé a sentir calor intenso en mi cabeza, el calor viajaba por todo mi cuerpo. Se frenó en mi entrepierna. Aumentaba cada vez más. El calor me hacía gemir más fuerte, las descargas eléctricas comenzaron a sentirse por mi espalda y mi vulva. -¡No pares!- le grité a Mariano. Ashley se hizo a un lado y comenzó a besar mis pezones y a estimular mi clítoris en lo que Mariano seguía penetrándome. Sentía que me iba a desmayar, nunca había sentido lo que en ese momento. Sentía como comenzaba a palpitar mi vagina. Mi espalda y mis piernas se curvaron, no lo pude evitar. Grité, grité muy fuerte. 

Mariano me dio un beso en las mejillas. Me incorporé y me senté en el sillón. Ambos me besaban por todo el cuerpo. Yo quería más, no quería que este momento acabara. Me paré para que Ashley se sentara en mi lugar. Me arrodillé frente a ella y le abrí las piernas, Mariano se arrodilló a mi lado, y los dos comenzamos a lamer la vulva y la entrepierna de Ashley. Ella gemía, nos decía que no paráramos. Eso nos excitaba. Dejé que Mariano continuará lamiéndola. Yo me agaché aún más y metí su pene en mi boca. Lo lamía en movimientos rectos. Al mismo tiempo veía como él lamía a Ashley. Yo sentía cosquilleo en mi vulva al ver eso por lo que toqué mi clítoris, me estaba estimulando sola, quería más. 

Dejé de lamer a Mariano, él se paró y colocó a Ashley en cuatro. Empezó a lamerle el ano y la vulva. Ella seguía gimiendo de placer. Yo decidí sentarme en el respaldo del sillón de manera que Ashley pudiera encontrar mi vulva con sus labios. Ella entendió lo que quería y me lamía sin parar. Me lamía y me veía directo a los ojos, mis ojos le pedían más. Por otro lado, Mariano la penetró, al principio lo hizo lento. Ashley le pedía más y más. Mariano subía el ritmo y Ashley gritaba cada vez más fuerte y me lamía con más rapidez. No quería que parara, estaba cerca de sentir otro orgasmo, muy cerca. Comenzó el calor a recorrer mi cuerpo, pero esta vez fue mucho más rápido. Llegó más pronto de lo que me esperaba, eran impresionantes las palpitaciones que sentía en la vulva, una tras otra. Ashley comenzó a gemir mucho más fuerte, me coloqué frente a ella y la besé. Mariano empezó a gemir y la penetraba cada vez más fuerte, Ashley gritó. Segundos después Mariano también. Se tiraron en el sillón. Ashley estaba boca abajo y Mariana encima de ella. Yo me senté a un lado y los acariciaba. Nos pasamos al cuarto de Ashley y nos quedamos completamente dormidos. Amanecimos ahí, los tres desnudos y satisfechos. -¿Quieren algo de desayunar?- preguntó Ashley. Accedimos y Mariano fue a prepararnos algo de comer. Desayunamos los tres juntos. -Me encantaría volverlos a ver- dijo Ashley. -A nosotros igual- le contestó Mariano al tiempo que la besaba. Me uní al beso, pero esta vez era más un beso de despedida. Nos vestimos y Ashley nos acompañó a la puerta de su casa. -Nos vemos pronto- dijo ella. 

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